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Nos condenan a morir sin alimentos en nuestras casas

El poderoso sector salud habla de prevención y aun no se anuncia el remedio, la inmensa mayoría vive asustada porque no tiene para comer ni frijoles,
Por: Gilberto Cervantes Rivera/Críticadn

COLUMNA PALESTRA

Tiene mucho que ver con el libre albedrío, con la libertad absoluta que Dios le dio al hombre por alguna razón que tal vez venga, gracias al hecho de que Jehová el altísimo, no nos pidió permiso para crearnos. Portarse bien, mal o dentro de la justicia, son los caminos que nuestro creador nos ofrece; asumiendo las consecuencias, la sociedad intenta aun, vivir en un mundo regido por grandes contrastes: injusta distribución de la riqueza con explotación del trabajo asalariado, un pago que apenas alcanza para seguir reproduciendo la prole. Pero detrás de todo esto existe algo que se cree por encima de la libertad; ese algo ordenó manejar al rebaño mundial para que enclaustrado en su hogar, no sea pasto de un misterioso virus que tiene de rodillas a la humanidad, la que parecía no asustarse por nada. En la antigüedad reciente, Europa fue diezmada por la peste bubónica generada por las ratas; subsumida en la ignorancia, la gente no podía contar con una ciencia al servicio del hombre, la que paulatinamente se fue haciendo al lado de las grandes mayorías, ofreciéndole expectativas mayores de vida, tras inventar medicamentos que podían equilibrar el funcionamiento de bacterias y virus dentro del cuerpo humano. Llegó un momento en que los gobiernos del mundo creyeron tener el sartén por el mango, declarando tener el control de enfermedades que pusieron en riesgo la proliferación de nuestra especie. En aquellos tiempos, jamás llegamos a pensar que en el futuro, las diminutas bacterias y los virus, serían utilizados para ejercer control sobre los habitantes del planeta Tierra. La humanidad había salido triunfante de la guerra, generando dos civilizaciones antagónicas, la regida por el capitalismo salvaje y la otra por un socialismo que había  permanecido en bajo perfil, hasta que en la China comunista, se le dio exagerada publicidad a un brote de Coronavirus que presuntamente asesinó a un número importante de asiáticos, quienes levantaron un gran hospital en quince días, donde alimentaban y medicaban a los enfermos con robots. El gigante comercial Chino declaró sometido al virus que presuntamente està haciendo estragos en muchos países de Europa y en Nueva York, la ciudad que ha sido utilizada para filmar películas que hablan de sucesos que podrían impactar el devenir humano. Pandemia es uno de los títulos que reflejan lo que presuntamente pasa en Nueva York, como si el thriller hubiera sido concebido con el malévolo fin de que ocurrieran las cosas que hoy le suceden a los neoyorquinos que abarrotaron las salas de cine, cuando lanzaron la película Un día después de mañana uno y dos, la que centra su trama en la hipótesis de otra era de hielo, la que curiosamente amenaza con exterminar la raza humana. Años atrás, Cuando el Futuro Nos Alcance, dejó asombrados a los cinéfilos por el anuncio de que luego de la contaminación del suelo, la Tierra ya no pudo producir alimentos, obligando a los terrícolas a comer carne humana; Japón, el imperio del Sol Naciente, abrió un restaurante con platillos caros que llevan como ingrediente principal un menú con tejidos humanos, incluyendo tacos de sesos. El cine norteamericano principalmente, produce películas que nos dicen que va a pasar en el futuro; por eso la Pandemia tenía que ocurrir para satisfacer el ego de quien juega con nosotros, aun incapaces de encabezar una rebelión que desenmascare al gobierno mundial que opera en las sombras. Juegan con nosotros y se divierten observando a las masas que, enloquecidas por el hambre, salen a saquear tiendas comerciales, sin miedo a chocar con las fuerzas del orden; el instinto de conservación supera al miedo a ser reprimidos y aquí mismo en nuestro país, nos llegan noticias de que la población toma con violencia lo que necesita para sobrevivir; frente a un gobierno que ya se tardó en repartir alimentos a la inmensa mayoría que no recibe beneficios de los programas sociales, el fantasma del caos puede resurgir de un momento a otro. Nos acostumbraron a vivir en un mundo normal y ahora experimentan con nosotros como si fuéramos conejillos de Indias,  pero lo peor es que no dejan a la gente que siga siendo integrante de una especie que podía escoger la libertad de morirse de hambre o desafiar la prohibición hasta donde tope. En el mundo siguen muriéndose de hambre miles de seres humanos cada día y a nadie le importa; en México hay decenas de ríos contaminados y ahora resulta muy importante desinfectar con gel las mesas y los pisos de los restaurantes y los hoteles; ojalá y que después de la contingencia, el gobierno por el cual votamos, invierta los millones de pesos que se ocupan, para regresarle su limpieza a los cuerpos de agua que hace muchísimos años sirvieron para beber directamente de ellos y también para alimentar con peces a los mexicanos. La contingencia ambiental por el Coronavirus 19, es tiempo `propicio para la reflexión…

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PALESTRAZO: Gracias a los países árabes bajó la gasolina, la que podría estacionarse en diez pesos por litro; en Santiago Ixcuintla por lo pronto la venden a 13 y por ello se ven de nuevo las carreteras con un gran movimiento vehicular; de todas maneras, el pinche peso mexicano continúa hecho mierda por el dólar; bien haríamos en volver nuestros ojos hacia China o hacia Rusia, gigantes comerciales que tiene de rodillas al imperio norteamericano.

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