Pero cometió el error de confiar en algunos de sus amigos quienes alegremente y sin la autorización de él, hicieron algunas cosas con irregularidad.
Por: Héctor Gamboa Soto | criticadn.mx
Algunos de sus colaboradores están en Capilla.
Siempre dijimos que el ex gobernador Toñito Echavarría no tenía ninguna necesidad de robar del erario.
Al contrario, el hecho de ser rico de abolengo nos daba una garantía de que no iba sobre los bienes públicos, que iba a tratar de poner a flote el barco en Nayarit.
Sin embargo cometió un grave error:
El error al confiar en algunos de sus amigos quienes alegremente y sin la autorización del gobernador, hicieron algunas cosas con irregularidad.
Así se ha visto en los expedientes y carpetas de investigación que tienen algunos.
Nadie en su sano juicio puede pensar que el joven Creso quisiera robarse un permiso de un taxi o que quiere hacer alguna cosa indebida en la que gane muy poco dinero, pues lo que le sobra es precisamente el dinero.
Entonces, en la lógica jurídica, no tiene una motivación para andarse robando tonterías, pero lo que se puede afirmar es que sus sus colabores cometieron irregularidades y Toño no estuvo al tanto de ellas.
El proceso al que están sometiendo al joven encantador de gallinas y guajolotes Alonso «N» es una clara muestra de ello.
Toño es ajeno a todo ese ridículo sainete que protagonizó el joven que gusta hablar con guajolotes.
Es claro. Lo veremos.
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