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Hasta pronto hermanito Abelino

En la vida, es difícil el encontrar hombres de una sola pieza, de un solo  y predestinado rumbo, que aceptó y asumió su reto,  como el que identifico a ABELINO RAMOS, originario del pueblecito El Botadero, Municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit.
Por: Roberto Lomelí Madrigal

En la vida, es difícil el encontrar hombres de una sola pieza, de un solo  y predestinado rumbo, que aceptó y asumió su reto,  como el que identifico a ABELINO RAMOS, originario del pueblecito El Botadero, Municipio de Santiago Ixcuintla, Nayarit.

Se formó como todos los niños de su pueblo, en el trabajo del campo, por la necesidad de ser un proceso ordinario en las familias, la ayuda de los hijos en el campo o el cuidado de los poco animales con que se contaban.

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Fué y demostró hasta el último suspiro de su vida, ser un hombre de una enorme inteligencia, de un sentido común inconmensurable, de un entender los problemas y de pronta y práctica respuesta,  que estudiando con esfuerzo, parte hacia la Escuela Nacional de Chapingo, que daba la oportunidad de ser interno,  y que primero estuvo instalada en el Convento de San Jacinto, y después en la Hacienda de Chapingo, que es expropiada para tales fines de asiento de este espacio educativo, de la mejor calidad y de enorme producción de generaciones. estatuyéndose el lema de la misma:

«Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre».

Que bien se conformó en el ingeniero Abelino Ramos, y no solo en el pensar, sino en la realización con la participación activa y constante de su parte por ello, la explotación de la tierra, y evitar el fácil proceso de la del hombre.

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La lucha de Abelino se da como se menciona desde su querido pueblo que él denominó más recientemente como Chapinguito, en amor a su alma mater, a la que reconoció todo el tiempo y que le enseñó, el pensamiento de ser radical en la defensa del campesino y de su tierra, de su trabajo y de su cultivo, de su producción y el buen pago, de las obligaciones del estado para quienes aportaban los alimentos para todos, de la exigencia de los créditos oportunos y no leoninos, de la debida habilitación al campo para su mejor producción.

Su caminar en oficinas, dependencias, en entrevistas de personajes, de su lucha contra la eterna burocracia arraigada en las cuestiones del campo, le fortalecieron más que mermar sus pretensiones y  formación de lucha por la educación recibida y su origen.

Cartón de Salvador Guardado.

Esta lucha ordinaria de él lo lleva a la política, a la buena política, a la de la exigencia con argumentos y con datos en mano, y con el  mensaje concreto y preciso de lo que se quería y cuáles eran las respuestas para la problemática que planteaba. Fueron muchos sus proyectos y logros,  y en ese trajinar llega por méritos propios no ofertado por él a un partido,  para ser Diputado al Congreso del Estado. Y lo logra. Pero lo esperado destaca en la tribuna  no por el discurso florido, si bien muy estructurado y con fundamento, si no por su enjundia y el reclamo cierto de lo que le sucedía a los campesinos y sus familias.

Era incansable, Abelino, en último, antes de  refugiarse en el ver cercano el tiempo de partir, se orienta hacia la zona serrana, y deja muchos realizados proyectos que subsisten y dan de comer a diversas comunidades. Su atención principal: los niños indígenas y las condiciones de salud, de vivienda y su alimentación. Y en ello toca, recorre, empuja,  puertas  y encara funcionarios con valor y con argumentos, que nunca le pudieron debatir, pues era hombre que conocía los hechos que pretendían respuesta y conocía los vericuetos del alegato para evitarlo.

Su ingenio, increíble, en las peores circunstancias, siempre con la sonrisa, y la palabra de hermanito,  a flor de labios, no era de ropa suntuosa o cuando menos regular, sino la propia de quien vive y se entrega a las atares del campo. Su morral, su sombrero, sus huaraches y su lúcido pensamiento, trabajando en un mismo tiempo las diversas ideas para salir adelante en los múltiples conflictos de agravio a los  campesinos.

En último, repito, se retiró a su pueblo Botadero,  en percepción, de que eran los últimos tiempos y ahí, con la ayuda de muchos, que atendían mas que nada su temple, y su verdad que era en todo cierta, recibió y logró diversos apoyos, que no los suficientes, pero sí los que aminoraron en algo las necesidades de gente, que sabiendo de su bondad  y de su trabajo, ocurrían en familia completa a estar a su alrededor y tomar tarea de colectividad para tratar de vivir mejor.

Ahora hermanito Abelino, estás en el espacio infinito, con  tu pueblo en el corazón y tu mente aún en el pensar en los tuyos, que están de  luto por tu ausencia física, pues tu presencia camina por todos los espacio de Chapinguito, y lo hace cuidando las cabras, viendo el maizal,  dando de comer a las gallinas, cuidando la alimentación y vestido de los niños.  Por ahora, se nos calientan los huesos y a dormir para adentro.

Descansa en paz hermanito Abelino, tu tarea es ejemplo, que debemos, de buscar la manera de que continúe, de que sea un ejemplo no halagado y reconocido en vida, sino un ejemplo a seguir, a la posibilidad de cada uno de nosotros, pues el fin es noble, la no explotación del hombre, que es lo fácil.

Eterno descanso y paz para ABELINO RAMOS PARRA. Hasta pronto hermanito.

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