Se abre un nuevo debate sobre lo que podría ser el ecocidio más grande en la historia de México; el famoso proyecto del Tren Maya ideado por nuestro presidente.
Por: María José Dávila /Críticadn
Ante tanto pesimismo y malas noticias que hemos vivido en el 2020, se abre un nuevo debate sobre lo que podría ser el ecocidio más grande en la historia de México; el famoso proyecto del Tren Maya ideado por nuestro presidente. Es curioso que el mexicano se indigne y lamente las tragedias de otros países, nos convertimos en espectadores y críticos expertos, todos opinamos, acusamos y argumentamos apasionadamente con la ética y la “moral” por delante, pero cuando las cosas nos ocurren a nosotros preferimos cerrar los ojos, cantar “Cielito lindo” desde un balcón y poner en reposo el pensamiento crítico, nuestra capacidad de juicio y con ello nuestra congruencia. Ahora que acabaron los incendios en Australia y hemos superado ese duelo en el que tanto lloramos por los canguros y los koalas, podemos hablar de lo que ocurre en nuestra propia tierra y empezar a llorarle por adelantado a las miles de especies de flora y fauna que estamos a punto de perder, (muchas de ellas endémicas y 40 de ellas en peligro de extinción) porque el proyecto está en marcha, nuestro presidente ha salido a ondear su banderita con la leyenda “Tren Maya” con una sonrisa de oreja a oreja para anunciarlo.
El Tren Maya pretende unir las playas de Cancún y la Riviera Maya con Palenque y otros sitios arqueológicos en la península de Yucatán a través de mil 800 kilómetros, una atracción meramente turística que podría generar muchos empleos en la zona, pero que indiscutiblemente tendrá un impacto irreversible en la única selva que queda intacta en nuestro país; la selva maya que a demás es parte del mayor bosque tropical húmedo de Mesoamérica, y que juega un papel crucial en la estabilidad del clima del continente. Como si la deforestación, la contaminación, la escasez de recursos naturales y todos los demás problemas ambientales no fueran ya suficientes, no fue una idea muy brillante echar a andar este proyecto ecocida en medio de una pandemia en la que la naturaleza claramente nos está enviando un mensaje; no somos todo poderosos, y deberíamos tomar más enserio el cuidado de nuestro planeta y de nosotros mismos (claro si planeamos vivir unos cuantos años más con oxígeno limpio y conservar nuestra flora y fauna), de lo contrario podemos vivir tranquilos e ir a pasear en el tren para mirar por la ventana todo lo que destruimos por capricho.
Rogelio Jiménez Pons, director del Fondo Nacional del Fomento al Turismo (Fonatur) obviamente niega que el proyecto sea un ecocidio y argumenta que el proyecto se construirá sobre vías existentes, pero está claro que el tren implica mucho más que montar un vagón sobre una vía. Toda obra de infraestructura genera un impacto ambiental irreversible, de hecho la industria de la construcción es la más contaminante (aun más que la química, y la petrolera). El Tren Maya por ejemplo, una inversión de 150 mil millones de pesos, destruirá ecosistemas que son el hogar de especies como el mono araña, el mono aullador, cocodrilos, manatíes, jaguares, loros, guacamayos, ocelotes, tapires entre muchos otros sin mencionar la cantidad de plantas y árboles que serán destruidos en aproximadamente 1460 km de zonas vírgenes. Los animales de la zona necesitan desplazarse, alimentarse y reproducirse, algo que no podrán hacer aunque se construyan túneles para su paso porque el tren generará ruido, contaminación desde el subsuelo (atravesarán la reserva de anillos de cenotes que suministra el 42% del agua consumida en Yucatán), extracción de recursos pétreos y surgirán nuevos centros de población alrededor del área que dejarán a las especies sin alternativa, no podemos simplemente llegar y decirles “Haganse tantito pa’ allá, y pásenle por aquí, si no es mucha molestia” como se les ha dicho ya a las comunidades indígenas que también se verán afectadas y serán desplazadas.
Casualmente un día después de ondear la banderita del Tren Maya, nuestro gobierno canceló el 75% del presupuesto destinado a las áreas naturales protegidas, así que el escenario no pinta muy bien para el medio ambiente y su preservación. Nos queda mucho por pensar, te mantendremos al tanto y te recomendamos seguir informándote de fuentes confiables sobre el tema para que puedas tener una opinión más objetiva. Como comunidad tenemos que unirnos y actuar de inmediato, seamos congruentes y defendamos la flora y la fauna, luchemos por nuestro país. Esperamos que sigas leyéndonos, búscanos en FB e Instagram como Brigada Rescate Saltillo.
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