Se ve que los empleados hacen lo que quieren y hasta roban a los clientes. *Bonito lugar, pero… eso no lo es todo.
Por: Mónica Escalante/CDN
Hace un par de semanas acudí al restaurante “Rancho La Maja”, porque, según su anuncio que tienen en Facebook, es un lugar donde te la pasarás genial, lejos del ajetreo de la ciudad, pero, oh decepción, no es así.
Este negocio, aparte de caro y de tener pésimo servicio, se encuentra a media hora de Tepic. Entonces, si uno realmente quiere salir de la ciudad y tener contacto con la naturaleza, pues existen muchos otros lugares que están geniales, más cercanos, y también son campestres.
Solo por ejemplificar, está uno por el Rancho La Fortuna, por la salida a Mazatlán, hay otro frente a la Universidad Tecnológica de Xalisco, hay uno más, poco antes de llegar al crucero de Santa María del Oro, y no se diga el famoso restaurante “El Borrego” que está precioso, por la carretera federal 15, todos estos, están más cercanos, tienen mejor acceso, bonitas vistas, sabrosa comida y precios justos.
Bien, en este negocio al que le pusieron la razón social “Rancho La Maja” y que ante la Secretaria de Hacienda y Crédito Público está a nombre de Sandra Faviola Agosto Arciniega, se ubica en la calle Apolonio Fuentes López, número 3, en el poblado Colonia 6 de enero, comunidad que debes atravesar pues el comedor se encuentra hasta al fondo y en una subida.
Hay que reconocer que una vez que llegas, todo empolvado o enlodado, pero llegas, el lugar sí está muy bien, está bonito. Hay varias partes para tomarte algunas fotos dignas para una sesión. Al fondo se ve una construcción que es como un hotelito que está a lo alto, y en la parte de abajo al lado izquierdo de la puerta principal, está el restaurante, también hecho con una construcción muy bonita, todo el lugar con un valor de varios millones de pesos.
La comida, también hay que reconocerse, está muy buena, sabrosa. Pero el desencanto viene, para comenzar, cuando te la pasas buen tiempo esperando que te sirvan lo que ordenaste.
Ya una vez que comiste muy sabroso, los alimentos seguramente no te caerán bien al ver la cuenta que te traerán, pues los platillos, siendo que están muy semejante a los otros lugares que antes mencioné, están carísimos, una orden ronda en los 200 pesos, fácil un 40 por ciento más de un precio justo.
Al ver la cuenta que se nos hizo a mí y mis amigos, uno de ellos le dijo a la mesera que, por favor, le hiciera una factura de consumo. La muchacha fue a la caja, habló allá, regresó, y nos dijo que sí nos podría hacer la factura, ¡pero que deberíamos de pagar a parte el IVA!, ¿Qué no se supone que los precios que te muestran en una carta, públicamente, ya tienen el IVA?.
Bueno, pues la cuenta con todo e Impuesto al Valor Agregado, nos salió arriba de los mil pesos, y eso que solo íbamos cuatro y que solo desayunamos. Le dimos ese 16 por ciento más que nos pidió en efectivo para que nos hicieran la factura. Una vez que pagamos el extra, nos dijeron que, en ese momento no podrían hacer la factura, que la mandarían al correo electrónico.
Pues nos salimos algo “sacados de onda” por eso del cobro alto y especial que hicieron del IVA. Solicitamos el coche al valet parking y regresamos a la ciudad.
Al día siguiente todavía no había llegado la famosa factura, así que tuve que hablar por teléfono que viene en su página de Facebook (311169 6747), pero nadie atendió, así es que fui a ver a uno de los amigos con los que acudí a desayunar en “Rancho La Maja” para comentarle que si me llevaba en su coche para solicitar la factura, pero, estaba enojado porque aseguró que una navaja que traía en la guantera del coche tipo suiza, no se encontraba, que se la habían tomado en el restaurante pues nadie más se había subido al carro y tampoco lo había llevado a lavar. El único extraño que agarró el coche fue el muchacho del valet parking.
Al ver lo enojado que estaba, le dije que con mayor razón fuéramos a reclamar, pero me dijo que no iba a tener caso pues no abría manera de comprobarles que él traía su navaja de multifunciones ahí, solo sería su palabra, y dijo que, seguramente, ellos se negarían, pues nadie dirá que es un ratero. Así quedó todo.
Pero la historia no para ahí, resulta que la famosa factura solicitada llegó hasta el martes, es decir, dos días después de que la solicitamos… ¡Pero con la primera cantidad que nos dieron en la cuenta!, es decir que ¡no venía agregado el IVA!. Los muy “vivos” desglosaron el IVA hacía abajo y no hacía arriba de la cantidad que había en la cuenta inicial, es decir que el efectivo del 16 por ciento nos lo robaron también. Llamamos y enviamos un mail para reclamar ese dinero, pero, nadie tuvo la amabilidad de contestar el mensaje ni las llamadas.
Y no se trata de la cantidad con la que se quedaron, ese 16 por ciento, no rebasaba los 200 pesos, la navaja de mi amigo tendría un costo de unos 400 pesos. No es la cantidad, ¡Es la acción!
¿Cómo un restaurante que se dice de primera, que se dice de calidad, que está carísimo, además te robe de manera descarada? En definitiva, recomendaría que usted no fuera, podría arrepentirse como quien escribe esto y mis amigos. Si quiere ir a un verdadero restaurante campestre, con buena comida, excelente atención, precios justos y gente honesta, en el tercer párrafo de este escrito le di unas buenas opciones.
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