Es imposible calcular con que cantidad de residuos peligrosos biológicos infecciosos (RPBI) están en contacto a falta de equipo de protección.
Por: Jesús Guardado N./Críticadn
Trabajadores del servicio público de recolección de basura así como pepenadores, se encuentran en constante peligro ante miles de desechos de basura que podría contener cubrebocas, pañales, jeringas, trajes y botas, entre otras cosas, de algunas personas contagiadas con Covid-19 y estás no desechen de manera adecuada su basura.
Estos residuos sólidos pueden conservar restos de COVID-19, por lo que este par de grupos de personas son unos de los más vulnerables al virus, ya que desconocen realmente que contienen las bolsas de basura de cada casa y/o oficina y mucho menos conocen si alguna de estas personas presenta los síntomas o este contagiada realmente.
Dichos trabajadores de limpia y pepenadores del estado viven en un contexto precario a cualquier nivel, tanto por las colonias en las que viven y con la llegada del Covid-19 las diferencias se hicieron mayormente notorio.
Debido a la naturaleza de su trabajo están en constante contacto con decenas de miles de residuos de nayaritas. Sin embargo es prácticamente imposible calcular con que cantidad de residuos peligrosos biológicos infecciosos (RPBI) están en contacto a falta de equipo de protección.
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