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Ingresé al ISSSTE Tepic por Covid 19… ¡Me daban medicina para problemas renales y neumonía!

Aquí claros ejemplos de errores profesionales que cometen los médicos en el ISSSTE de Tepic, y que seguramente han terminado con varias vidas de nayaritas... como el de una anciana de 77 años.
Por: Lenin Guardado/Críticadn

 

El autor.

Estuve solo 5 días internado en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como beneficiario de un familiar, pero esos días fueron suficientes para darme cuenta de lo precaria y mediocre situación que está la institución en Nayarit.

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La negligencia médica, los nexos entre trabajadoras sociales y los directivos se ha vuelto una mafia en esa dependencia, cuya razón de ser se han olvidado, hoy esos preceptos que nacieron en 1959, cuando era el Presidente de la República, Adolfo López Mateos, están más que enterrados.

Les cuento: desde que comenzó el virus, este servidor y su familia hemos pasado prácticamente en cuarentena, salimos a lo estrictamente necesario, pero, lamentablemente, el pasado 10 de Agosto de este 2020, un servidor comenzó a tener síntomas de coronavirus, covid 19, o ahora llamado pomposamente Sars Cov2.

Y fue, precisamente, porque las instituciones de salud cuentan con una pésima fama en Nayarit, el que opté por comenzar a tratarme en mi propio domicilio, tuve fuertes fiebres (hasta 39.9 grados), dolores de cabeza, dolor toráxico y tos seca.

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El domingo 16 de agosto, ya habían desaparecido las febrículas, la tos, el dolor de garganta y los dolores de cabeza. Y continué tratándome en casa.

Sin embargo, el miércoles 19 tuve como una recaída, no respiraba al 100 por ciento, el más mínimo esfuerzo que hacía en casa, como subir o bajar escaleras de una planta a otra, me cansaba mucho, me fatigaba, con muy poca actividad física quedaba rendido.

El médico que me trataba y sigue tratando vía telefónica, ya ahorita es jubilado del IMSS, es muy prestigiado. Él, amigo de la familia de hace tres décadas, me pidió que comprara, si había la posibilidad, un oxímetro de pulso, que es un dispositivo médico que se utiliza para medir de forma indirecta la saturación de oxígeno en la sangre, así como la frecuencia cardiaca.

Hice el esfuerzo de comprar ese aparatito como otras cosas de aplicación médica que ya había adquirido, con el pensamiento que realmente eso sería barato a comparación de irme a internar a un hospital privado, o peor aún, a cambio de mi vida.

Pero ya cuando comienzo a estar en un chequeo permanente, el día 19 de agosto, el médico dijo que, si no subía de nuevo a los niveles normales de oxigenación, tendría que internarme, donde sea, pero tenía que hacerlo.

El jueves 20 de agosto, mi nivel de saturación de oxígeno en la sangre era de 65 (cuando normalmente debe de ser de 90 a 100), entonces, fue cuando a insistencia del mi médico, decidí, ese día, irme a internar al ISSSTE de Tepic, ese que está frente al Parque de La Loma. Tenía que darles el beneficio de la duda en su prestigio y atención.

Pero, primero, para que me recibieran fue una travesía, a pesar de que les dije mi cuadro de salud médico, tuve que esperar al menos 1 hora entre que me aceptaban o no. Al verme muy decaído y revisar mi nivel de saturación de oxígeno (que estaba en 55 ya), al fin me ingresaron, me quitaron mi poca ropa para ponerme la famosa bata descubierta por detrás…. y ahí comenzó mi verdadero martirio.

DEJARON MORIR A ANCIANITA Y DIJERON QUE FUE POR EL COVID

En mi estancia en ese nosocomio, ocurrió la muerte de una ancianita de 77 años de edad, que ingresó a la clínica el día 23 por la noche, ahí en la zona que un servidor estaba, es conocida como “el área roja” o “área Covid”.

Desde su llegada, a esta ancianita la prepararon como nos hicieron a los otros 6 que estábamos en esa sala, que es para 8 pacientes.

La señora también había ingresado por falta de una buena saturación de oxígeno, pero su caso se venía más delicado, por su edad, las enfermeras y enfermeros (ojo, ningún médico) se ocuparon todo el tiempo de ella, le colocaron una mascarilla con oxígeno, igual a la que todos traíamos.

Pero la señora se seguía quejando, lo hacía feo, sufría. Entonces el personal de la clínica optó por conectarla a un ventilador de respiración, le pusieron una nueva máscara que le cubría toda la cara para respirar, era más grande y que se agarra de la parte de atrás de la cabeza, y le introdujeron un tubo por la garganta, y así, la señora al parecer ya estaba bien. Ya no se quejaba, ya estaba respirando y pasó tranquila unas 3 o cuatro horas en la madrugada.

A las 7 de la mañana del siguiente día, se hizo el cambio de turno. Normalmente cuando eso pasa, todos los pacientes nos quedábamos sin que nadie, absolutamente nadie, esté cerca para poderle decir cualquier cosa. Es una hora de abandono total a los enfermos, burocratismo puro.

Su servidor, no pude dormir bien la noche anterior, de domingo a lunes, por el caso de la señora. Vi todo lo que le hicieron desde que llegó… y hasta después que murió.

En efecto, a las 7:15 de la mañana de ese lunes 24 de agosto, algo ocurrió con el respirador de la señora, al parecer ya dormida hizo un movimiento que el tubo que iba del ventilador a su mascarilla, se zafó, se soltó. La máquina comenzó a pitar constantemente, haciendo un sonido que es la advertencia de que el aparato no estaba funcionando al 100 por ciento o que algo andaba mal. Yo desde mi cama ví todo. Así es que como pude me senté en mi cama, y grité para que llegara alguien a atender a la señora, a la puerta del área se acercó, sin meterse por ser área Covid, una enfermera, que me preguntó qué ocurría. Le dije la situación, puso cara de asustada y fue a buscar a alguien, mientras la señora seguía quejándose con desespero y la máquina pitando.

Así pasaron 15 largos minutos, yo seguía hablándole a alguien pues alcanzaba a ver el pasillo que quedaba a unos 10 metros de conmigo, para que fueran con la señora, quien a las 7:30 de la mañana comenzó a “calmarse”, cada vez se quejaba menos, y a las 7:35. La señora dio su último aliento. Sí, falleció.

Como a las 7:45 llegó una enfermera a nuestra sala, era el nuevo turno, y se dirigió a la cama de la señora obviamente para ver por qué pitaba el aparato. Checó a la señora y supo que estaba muerta.

No me preguntó nada, ni me dijo nada. Yo no le dije tampoco nada, solo nos vimos dos o tres veces. Tal vez, era por respeto a la muerte señora o, tal vez, porque se hubiera dicho lo que se hubiera dicho, todo seguiría igual. La señora no iba a revivir.

TIENE QUE INVESTIGARSE ESTE CASO

El caso de la señora que al igual que todos los que estábamos en ese tiempo y lugar era un caso seguro de Covid.

Pero la señora no murió por Covid. Esa señora murió porque NO HUBO ALGUIEN QUE LA ATENDIERA, POR NEGLIGENCIA MÉDICA, ya que cuando comenzó a alertar la máquina, el ventilador que le daba el oxígeno, y alguien hubiera acudido a su auxilio, que alguien hubiera ido a conectar el tubo desprendido o volverle a mover al aparato, ella tal vez seguiría viva.

Es por tanto que la Conamed (Comisión Nacional de Arbitraje Médico) debe de intervenir a favor de los deudos, a quienes ni les ha de dar por la cabeza cómo fue realmente la muerte de su abuelita, de su madre.

Incluso, el agente del Ministerio Público del Fuero Común debe de iniciar una carpeta de investigación sobre esta muerte que pudo haber sido por negligencia, pero también pudo haber sido provocada, pues ellos sabían que sin el respirador la señora moriría, y tal vez, por eso no la atendieron en tiempo y forma.

Ah, pero en su informe de fallecimiento, supe que pusieron que “murió por Covid”.

Ya al medio día de este mismo lunes al llegar un nuevo enfermero conmigo, le pregunté cómo que si yo no sabía nada y poco antes de que sacaran a la fallecida en una bolsa negra:

—¿Oye por qué murió esa señora? A lo que me contestó:

—“Ah, la pobrecita murió por Covid, que no aguantó ni con él ventilador, ya la iban a entubar cuando se murió”.

—Ah, pobrecita. También contesté como que si no ví toda la escena desde que llegó y hasta por qué murió realmente esa señora.

INGRESÉ AL ISSSTE TEPIC POR COVID 19… ¡ME DABAN MEDICINA PARA PROBLEMAS RENALES Y NEUMONÍA!

Hoy ya es mi día 17 que estoy luchando contra el maldito virus Covid 19 o Sars Cov2, es mi tercer día en que me dí de alta voluntaria como paciente de la Clínica del ISSSTE de Tepic, esa ubicada por la calle Gustavo Baz y Paseo de la Loma en la capital nayarita.

¿Pero saben por qué me dí de alta voluntaria?, ¡Porque se equivocaron conmigo en el tratamiento!.

Sí, prácticamente, me les escapé vivo.

El jueves 20 de agosto de este 2020, salí de mi domicilio a las 3:00 de la tarde, con 65 de saturación de oxígeno. Me era muy difícil respirar y mantenerme de pie, como ya lo describí líneas antes, al llegar a la clínica y tras una hora de espera en el estacionamiento de las ambulancias, “para ver si me aceptaban e internaban”, baje a una saturación de 55 según el oxímetro.

Lenin Guardado, una hora esperando para que lo atendieran en “urgencias” del ISSSTE.

Los 3 enfermeros y enfermeras, que me atendieron, de inmediato, me pidieron que me quitara mi toda mi ropa para ponerme la bata de paciente, me asignaron la cama 6 de esa sala que está a unos 10 metros de la puerta de ingreso de urgencias.

Tras cuatro intentos, por fin me pudieron canalizar, me dijeron que tenía la piel gruesa e iba ya deshidratado que eso no podían, me colocaron una mascarilla para el oxígeno y ya canalizado con el suero me pusieron algunos medicamentos.

Los 3 enfermeros y enfermeras, sin la ayuda de ningún médico, en cuestión de 5 minutos me “revivieron”. Yo ya podía respirar, se me comenzó a quitar un fuerte dolor de cabeza que traía y el dolor toráxico que sentía comenzó a disminuir. Mi nivel de saturación de oxígeno ya estaba arriba de los 90, y eso ya es un nivel aceptable y normal.

Los errores profesionales de los médicos que atienden aquí, están cobrando vidas. El periodista, sobrevivió de milagro.

CAMBIARON POR ERROR MI EXPEDIENTE

Todo iba bien. Pero, ya por la noche de ese jueves, comenzaron a darme medicina, y más medicina…. me la daban tomada, me la inyectaban directo en el cuerpo y también a través de la canalización del suero, intravenosa.

Pasó el viernes, y yo me seguía manteniendo con buen nivel de saturación de oxígeno, pero se me hacía exagerada la medicina que me estaban poniendo, en fin, confíe: “ellos son los especialistas y saben lo que están haciendo”.

Cuando uno ingresa como paciente en el ISSSTE te piden datos de algún familiar o persona cercana a quien hablarle o informarle de tí. Como hay ahorita la emergencia del virus, obviamente, no permiten a ningún familiar a tu lado. Así es que el paciente siempre queda solo, y la institución a través de “Trabajo Social” se encarga de ser el enlace para informarte sobre el avance o situación de salud del paciente.

Bueno, ese mismo viernes 21 de Agosto, un tal doctor “Eloy” le llamó a mi familiar de contacto a las 6:00 de la tarde, y le dijo textualmente que tenía mi expediente en sus manos, y que acababa de estar conmigo, que estaba delicado de salud porque MI PROBLEMA RENAL, Y A MIS 50 AÑOS, complicaban mi situación de respiración. ¡Santo Dios!.

Mi familiar de contacto obviamente se asustó. Pero le reclamó al médico que yo no tenía ni un problema renal. El doctor Eloy le espetó que “tras los análisis que me habían realizado eso es lo que salió, —e insistió— “aquí tengo su expediente en mis manos”.

De nuevo mi familiar le reclama vía telefónica:

— Doctor, me está hablando de otra persona, Lenin Guardado, ni tiene problemas renales, ni mucho menos tiene 50 años. Él tiene 44.

Ahí fue donde el doctor Eloy, le dijo:

— Ah caray, déjeme ver…. ah sí, es que en el expediente de su familiar tuvimos un “error de dedo”.

— ¡Como un error de dedo!, ¡Sí uno no les está dejando ahí un trapo!…. ¿Le están dando tratamiento para alguien con problemas renales?. ¡NO PUEDE SER DOCTOR!. (Le reclamó mi familiar).

— Cálmese, cálmese, ya di instrucciones para arreglar ese problemita. Todo estará bien. Que tenga buena tarde. Fue lo que contestó el médico que se identificó como Eloy, y después colgó la llamada.

Todo lo anterior y qué pasó con el doctor Eloy, yo no lo supe hasta el lunes por la tarde que salí por alta voluntaria. Y entonces entendí por qué ya el sábado y domingo solo me tuvieron con oxígeno y suero. Ya no me dieron medicina, más que solo dos pequeñas pastillas que también les daban a los demás pacientes compañeros de la sala.

El periodista Lenin Guardado en video llamada informando directamente su estado de salud. Los médicos oficialmente decían otras barbaridades a la familia.

TAMBIÉN TUVE “NEUMONÍA”…. AL MENOS EN EL EXPEDIENTE O EN LA MENTE DE UN DOCTOR

Pero la historia de errores profesionales no para ahí. El domingo por la tarde le hablaron de nuevo del hospital del ISSSTE a mi familiar.

Un tal doctor Ruelas, informó que quien esto escribe estaba delicado de salud, que había tenido fiebre muy alta toda la noche del sábado y que él, personalmente, había estado atendiéndome y que con “trapitos mojados” que me ponían en el cuerpo, así me bajaron la temperatura.

Obviamente, mi familiar se asustó. Y más cuando le dijo el galeno Ruelas que “traía un cuadro de neumonía”, pero que lo estaban tratando, y que luego le hablarían para darle más informes de mí.

En tanto, la realidad es que yo el sábado y domingo no tuve fiebre, estuve consciente los dos días, con buen ánimo, con solo oxígeno y suero. Mi saturación de oxígeno siempre estuvo arriba del 90, mi presión cardiaca normal y mi temperatura rondaba en los 36.5 y 37 grados centígrados. Todo bien.

Ah, y en toda mi estancia de paciente NO HUBO UN SOLO MÉDICO QUE ENTRARA A LA SALA A CHECARME PERSONALMENTE, MENOS A PONERME “TRAPITOS MOJADOS”.

Esa era mi petición constante a enfermeros y enfermeras que son los que siempre y solo atienden ahí. Que me mandaran al médico para que explicara mi situación, mis resultados de análisis y el tratamiento que me daban. Nunca tuve respuesta positiva.

Otro dato: gracias a un enfermero que mi hijo de 26 años contactó vía otro trabajador del ISSSTE, pude tener una videollamada con él que estaba en Bahía de Banderas, el domingo como a las 6:00 de la tarde. Le dije contento que iba muy bien. Mejorando mucho. Que incluso me habían bajado el oxígeno, que ya estaba ocupando mucho menos, que avisara a toda la familia, que diera la buena noticia.

Ya estando afuera de la clínica, el lunes 24 de agosto, supe que en mi familia el domingo en la noche estaban todos desconcertados, pues poco antes el doctor Ruelas les había platicado de “mis fiebres y de mi cuadro de neumonía”, y yo por el otro, personalmente, avisándole a mi hijo que estaba muy bien. Creían que yo les hablaba bien de mí para no preocuparlos.

PARA CERRAR

¿Si a mí me estaban tratando un problema renal de una persona de 50 años, a esa persona que sí lo tenía no lo estaban atendiendo pues tenía 44 y solo el problema respiratorio que era mi caso?, ¿Confundieron los dos expedientes dos días o solo se habrán equivocado conmigo?.

 

ACTUALIZACIÓN: 15 SEPTIEMBRE 2020

El autor de la columna, por fortuna ya fue diagnósticado negativo de Covid 19. En total estuvo 33 días enfermo de ese mortal virus, de todas maneras seguirá en tratamiento 3 meses, y como secuela perdió una parte de la vista, ahora utiliza anteojos para leer.

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