La asociación Oceanium lleva tres décadas enfocada en su protección.
Por: Agencias | criticadn.mx
Los manglares son los ecosistemas más ricos del mundo y una vez que desaparecen, el agua se vuelve inhóspita y nada puede crecer en su alrededor, es por esta razón que más de 100 mil ciudadanos de Senegal se han avocado al programa de restauración de los manglares.
Cuando en el 2008 se empezó a replantar los manglares, solo se abarcó en una etapa inicial 173 hectareas. Luego el apoyo de manos amigas y el curso natural de la vida acuática, permitieron que actualmente se encuentren protegidas más de 10,000 hectáreas.
El objetivo de Océanium es restaurar activamente los manglares degradados, para esto ha realizado el mayor proyecto de replantación de 7.000 hectáreas en un lapso de tres años. No ha sido nada fácil este proyecto, ya que es único por el excepcional nivel de movilización social que ha alcanzado.
Luego durante un lapso de tiempo de tres meses, se plantaron 16,000 hectareas de manglares. Esta dinámica incrementó la biodiversidad de la zona y se potenció el retenimiento de CO₂. Sin olvidar mencionar, que el dinamismo de la economía local se vio favorecido.
Aunque Océanium cuenta con un despliegue de ingeniería social ejemplar, los mismos directivos reconocen que la movilización de las masas ha jugado un papel fundamental. Se ha contado con la participación de 350 pueblos locales y 100,000 personas.
Sin el aporte de los habitantes de Casamance y Siné Saloum no fuera posible mantener los 80 millones de manglares desplegados por la zona de Senegal.
Senegal abarca unas 185,000 hectáreas de estuarios de manglares que de una u otra manera estaban siendo agectados por la incidencia humana.
Los manglares son una muralla natural contra el cambio climático, además facilitan el desarrollo del ecosistema. Por lo que la deforestación de los mismos para obtener madera y el bloqueo de las vías fluviales para la construcción de carreteras es muy negativo.
En Senegal se han plantado más de 79 millones de manglares, y los efectos para el futuro se perciben de forma positiva. Preservar los hábitats acuáticos pueden absorber unas 500.000 toneladas de carbono en las próximas dos décadas.
Oceanium recibe una financiación del gobierno tan solo de un diez por ciento, el resto de los recursos son obtenidos por patrocinadores privados.
La financiación del carbono ha permitido a las comunidades vulnerables, restaurar sus manglares gracias al compromiso de empresas privadas que han sido orientadas en este tema de sensibilidad ecológica.
Este proyecto restaurará los bosques de manglares, cada vez más reducidos, y, en consecuencia, protegerá tierras de cultivo vitales. Es una apuesta ecológica con resultados inmediatos y a largo plazo, donde todos los involucrados salen ganando.
Cuando no hay manglares, la sal del agua aumenta e impide el crecimiento del arroz. Esto afecta mucho a la economía local. Los manglares sirven como eficaces sistemas de filtración que impiden la entrada de agua salina. Por lo que recuperar los arrozales de Casamance y Siné Saloum es una de las bondades añadidas del proyecto de Oceanium.
La población de peces se incrementa gracias a los cuidados de los manglares. En Senegal se están consiguiendo hasta 19,000 toneladas más de pescado al año, además de camarones, ostras y moluscos.
Es el mayor proyecto de reforestación de manglares del mundo. Estos hombres y mujeres que colaboran con Oceanium tienen conciencia del impacto ambiental que genera la contaminación. La iniciativa ecológica, cuentan con el apoyo de Danone, Fondos de Medio de Vida y un modesto aporte del gobierno local.
Una vez más la naturaleza nos enseña a ver porque es ta perfecta y necesaria y que el ser humano nunca termina de atenderla como se debe. Hace falta más iniciativas como esta y mayor apoyo de quienes nos gobiernan.