Tras la muerte de Nacho Coronel, en julio de 2010, hizo que la organización autodenominada Los Matazetas, se aliara con narcotraficantes michoacanos y se convirtiera en uno de los grupos más violentos y extendidos en el país, según la DEA.
Por: Gustavo Castillo García/La Jornada
El cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) construyó su poderío en 10 años. Su origen fue un grupo de sicarios al servicio de Ignacio Coronel Villarreal, alias Nacho Coronel, un viejo traficante de drogas mexicano, pero la muerte del capo, en julio de 2010, hizo que la organización autodenominada Los Matazetas, se aliara con narcotraficantes michoacanos y se convirtiera en uno de los grupos más violentos y extendidos en el país, hasta ser considerado en la actualidad por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas inglés) entre las tres bandas más peligrosas del mundo.
Datos de la extinta Procuraduría General de la República (PGR, hoy convertida en Fiscalía General de la República) refieren que Coronel Villarreal quien formaba parte del cártel de Sinaloa, pretendía separarse de sus socios Joaquín El Chapo Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada García, y por ello creó un grupo de sicarios a su mando. Sin cumplir su objetivo, fue abatido el 29 de julio de 2010, en Zapopan, Jalisco, durante un operativo realizado por el Ejército Mexicano.
Los Matazetas se unieron entonces a Abigail González Valencia –familiar de Luis Valencia, en ese entonces líder del cártel del Milenio, una organización con presencia en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas–, esto se fortaleció con la unión matrimonial de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, y Rosalinda González Valencia.
También se concretó una alianza que generó lo que para muchos funcionarios del área de seguridad nacional dio paso a una estructura criminal que opera como empresa: El Mencho dirige la parte operativa y violenta, mientras sus cuñados se encargan de las finanzas, el lavado de dinero y la vinculación con organizaciones criminales que operan en Estados Unidos, América del Sur, Europa y Asia.
Entre 2010 y 2014 el CJNG comenzó disputando territorios que estaban en poder de células de Los Zetas, como Veracruz, Guerrero y Oaxaca. Posteriormente fue expandiendo sus operaciones a Nayarit, Colima, Chihuahua, Baja California, Zacatecas.
En la actualidad su presencia, de acuerdo con información del gabinete de seguridad, está en al menos 28 entidades, entre ellas la capital del país, donde se alió con la Anti-Unión Tepito, en Guerrero y Morelos se asoció con bandas regionales como Los Ardillos, una célula delictiva que originalmente formó parte del cártel de los hermanos Beltrán Leyva y se confronta con Los Rojos; y mantiene vínculos además con Guerreros Unidos en Guerrero y Morelos.
Una de las estrategias que ha seguido el CJNG para extender su influencia y en ocasiones sin tener verdaderas células operativas en las regiones, consisten en presionar a los grupos locales y acordar con éstos que sus siglas sean utilizadas.
El CNGJ apoya a los grupos locales para exterminar a las bandas rivales. Estas organizaciones menores deben pagar un porcentaje de las ganancias que obtienen por cada uno de los delitos que cometen, lo cual les garantiza también no ser agredidos por el grupo de Nemesio Oseguera Cervantes.
Entre los puntos donde el CJNG sostiene confrontaciones armadas que dejaron cientos de personas asesinadas en los pasados dos años se encuentran Jalisco, Guanajuato y Michoacán.
En la primera entidad la disputa es con células del cártel de Santa Rosa de Lima por el control de las tomas clandestinas donde se sustrae combustible de manera ilícita de los ductos de Pemex.
En Michoacán los enfrentamientos son con grupos locales como la banda conocida como Los H-3 y la Nueva Familia Michoacana, a quienes pretende arrebatar las zonas de producción de drogas sintéticas.
El Mencho, en tanto, se ha convertido en uno de los principales objetivos de las autoridades mexicanas y estadunidenses.
Desde agosto de 2018, el gobierno mexicano ofrece hasta 30 millones de pesos por información que lleve a su captura.
La DEA ha colocado como uno de sus principales objetivos al líder del CJNG y ofrece por él una recompensa de hasta 20 millones de dólares desde marzo de 2020.
Desde octubre de 2016 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha incluido a más de 150 personas físicas y morales en la lista de presuntos operadores financieros que colaboran con el CJNG.
En México, en lo que va de esta administración, el grupo que dirige la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) le ha bloqueado cuentas a mil 683 personas físicas y morales por un monto de mil millones de pesos a la organización de Nemesio Oseguera.
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