Se está haciendo una costumbre que un pequeño grupo de féminas encapuchadas, como viles delincuentes y cobijadas en la impunidad de la multitud, realicen destrozos en edificios públicos y algunas propiedades privadas, y echan a perder la marcha con motivo del Día Internacional de la Mujer en Tepic. (Aquí la galería fotográfica).
Por: Mónica Escalante | criticadn.mx
Por Mónica Escalante | criticadn.mx
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la tarde de este martes 8 de marzo, nuevamente marcharon por la avenida México desde el monumento a la Hermana Agua hasta la catedral de Tepic cientos de féminas, en su mayoría jóvenes, para protestar por los feminicidios, para exigir justicia, igualdad y respeto.
Sin embargo, tal parece que como saben que el gobierno no actuará, siempre dentro de este contingente se inmiscuye un pequeño grupo de mujeres que a lo único que van es a realizar destrozos en los edificios públicos, pintas y toda clase de delitos que se les ocurren, cobijadas en la impunidad y valentía que les da la multitud, habiendo una verdadera provocación a las autoridades para después decir que “fueron reprimidas”.
Las que sí van en una verdadera actitud de mostrar su descontento, sin esconder la cara, llevan pancartas, caminan y hacen gritos de consigna como “el estado es un macho represor”, “Somos la voz de las que ya no están”, “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, que realmente ese es el sentir de una manifestación que debería de ser pacífica.
En contraste, las coladas encapuchadas, ahora conocidas como “feminazis” es un pequeño grupo, pues contadas no pasan ni las 30, que son las que llevan toda la cara tapada, como si fuesen sicarios, portan bates de beisbol, martillos, marros, navajas, latas de pintura, y hasta combustible.
Estas últimas son las que destruyeron la fachada del edificio del poder judicial por la avenida México, donde están los juzgados mercantiles, civiles y familiares, y fueron esas mismas vándalas, las que pintarrajearon las paredes de casa de gobierno, entraron a las oficinas públicas y rompieron computadoras, escritorios y realizaron un verdadero desorden dignos de viles delincuentes.
Luego, en esa macha del desorden y el desastre, las mujeres marcharon al edificio del congreso del estado e iniciaron lo mismo, quebraron vidrios, pintaron bardas, y hasta las cámaras de vigilancia tumbaron a punta de martillazos.
Y como que si las hubieran provocado, llegaron a la catedral de Tepic, donde desde la mañana habían puesto una valla con policarbonato y madera, misma que no les duró ni unos minutos pues la derribaron y volvieron a hacer de las suyas, pintaron el edificio, quebraron partes de él, y toda la protección que se había puesto terminó en llamas en la puerta principal de esta iglesia.
Ya para terminar, oscurecido, ahora sí, como una verdadera manifestación, gritaron varias veces ¡Justicia!, con sus celulares en mano y en frente de la catedral… retumbando la consigna de “Somos el grito de las que no tienen” y “Si no hay justicia para el pueblo que no haya paz para el gobierno”.
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